Me gusta pensar en los momentos en los que decidís revivir vuestro día, viendo una y otra vez vuestro reportaje y vuestro álbum. Me gusta imaginar cómo decoráis vuestras paredes con las fotografías de vuestra boda. Me gusta pensar que, quizás un día, compartiréis ese álbum con vuestros hijos. Me gusta creer que mis fotografías no serán solo un recuerdo de un día, sino que ¡formarán parte de vosotros para toda la vida!
Crear recuerdos que perduren, que os sigan emocionando no solo hoy, sino también en muchos años, es una gran satisfacción para mí. Sin embargo, también conlleva una enorme responsabilidad. Por eso me dedico con pasión a capturar los mejores momentos en cada boda.
Mi sensibilidad, emotividad, atención y capacidad de observación son características que me definen. ¡Creo que es por eso que disfruto tanto de mi trabajo como fotógrafo de bodas!